Pacho Dávila/ Pendulum



Pacho Dávila

Pendulum
Independiente

2009


Luego de que en el segundo lustro de la década de los noventa Antonio Arnedo demostrara con grabaciones que si era posible tomarse en serio eso de hacer jazz en Colombia, un impetuoso saxofonista caleño editaría de manera independiente su ópera prima. Cuidándose de no caer en lugares comunes como la repetición aburrida de standars ni mucho menos la pomposidad técnica del latin-jazz, Francisco Dávila retaría al oyente con temas de largo aliento donde la disonancia y el caos premeditado eran la forma idónea para transmitir, por un lado, ese sonido aguerrido que lo caracteriza y, por el otro, una extraña sensación del tiempo que aún hoy, no digamos que lo atormenta, pero que si lo hace grabar discos.
Ya pasaron nueve años y esa búsqueda permanece intacta en “Pendulum”, su quinta entrega grabada en el verano de 2009 en Nueva York.
Como segunda parte de las “New York Sessions”, serie de improvisaciones colectivas que el saxofonista inició el año pasado con el muy introspectivo “The Time is Now”, “Pendulum” es el resultado de un camino sin mapas. Acá solo hay pistas intervenidas, cartografías azarosas que nos llevan fácilmente desde el free hasta la chirimía chocoana.
Al lado de Rafi Makiel en el bombardino, Sebastián Cruz en la guitarra, Martín Vejarano en la batería y la gaita, Armando Gola en el contrabajo y Pheroan Aklaff en la batería, Pacho Dávila se lanza de nuevo al vacío con un registro en el que se le mide a distintos formatos dentro de los que se destacan dos poderosos tríos con Gola y Aklaff (“Singapore noodles”, “Caviar de bocachico”); un cuarteto inédito que incluye trío más gaita y guitarra (“Spiritual realm”) y, finalmente, una abstracción de una chirimía en la que el saxofonista se entrega al delirio junto al bombardino de Makiel y la batería de Vejarano.
En estos tiempos de grandes mentiras creadas en los estudios, “Pendulum” es un homenaje a la espontaneidad. Acá tenemos a un saxofonista tal cual lo veríamos en un bar, un parque o un gran auditorio. Es por esto que este es un disco sincero donde, sin pretenderlo demasiado, los seis que allí se dieron cita se encontraron de pronto, hablando como si fueran viejos amigos.

Publicado originalmente en Music Machine #004, Febrero de 2010

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