Varios Artistas/ NeoTropical

Varios artistas
NeoTropical
MTM

2007

Más allá de lo que los medios y los puristas nos han vendido como la autentica “música colombiana” (esa que frecuentemente se viste con un impostado sombrero vueltiao y se disfraza bajo la odiosa sombra del nacionalismo conservador) existe una generación de músicos que desde hace unos diez años, amparados por el silencio y la libertad proporcionada por la independencia, le han apostado a descubrir en las sonoridades locales un sentido bien inteligente de lo que bien podrían ser las “músicas nacionales”, esas que después de un inevitable proceso de mestizaje (producto del encuentro entre lo tradicional y lo contemporáneo) adoptan un sonido particular que, a fin de cuentas, cuando menos lo estemos esperando, terminará siendo universal.
Para fortuna del público curioso, el fenómeno aglutinado bajo el término de “Nuevas Músicas Colombianas” (NMC) es una alternativa frente a la avalancha de fórmulas orquestadas por empresarios y discjockeys donde la música (la colombiana en este caso) pasa a un segundo plano y se convierte en una muy jugosa receta, desprovista de pasión y espontaneidad.
Concientes de la necesidad por darle trascendencia a un fenómeno musical hilado desde mediados de los noventa por músicos que no se han dejado llevar por insignias sospechosas como “Colombia es pasión”, Humberto Moreno y Camilo de Mendoza se dieron a la tarea de planear una serie de compilados donde se hicieran visibles esas otras músicas que conforman el amplio espectro del las NMC.
Mientras esperamos a que lleguen las colecciones de jazz, salsa y música andina, disfrutemos el primer volumen titulado “Neotropical”, un apasionante viaje musical que, como su nombre lo indica, nos muestra las consecuencias que han tenido las músicas colombianas pertenecientes a los circuitos de los dos litorales: el Atlántico y el Pacífico.
Abre la grabación con “Luna llena” de Sidestepper, agrupación que hace ya más de una década sorprendió a músicos y críticos por su inteligente puesta en escena donde algunas sonoridades acústicas de la costa Atlántica se transmitieron a través del computador y los siempre vilipendiados aparatos electrónicos. Hoy en día siguen a la vanguardia y, para efectos de esta compilación, son la mejor carta de presentación pues contrastan perfectamente con la siguiente invitada, la caleña Liliana Montes quien nos propone una hermosísima versión del “Bambazú”, tema de corte tradicional, incluido en “Corazón pacífico”, su grabación debut en 2001 producida por Iván Benavides.
El viaje, que había comenzado en el Atlántico vira hacia el Pacífico y, después de la voz de Montes nos embarca hacia Medellín, centro de operaciones de la Banda La República, proyecto bailable del pianista Juan Diego Valencia en el que la timba cubana se viste de chirimía y currulao con la inclusión de la muy emotiva y explosiva “Como me da la gana”, tema donde el jazz también gana protagonismo.
Como si fuera una audición en la sala de la casa de un melómano (intuyo que ese fue uno de los orígenes de esta colección) la grabación baja momentáneamente el ritmo y nos encontramos con una de las versiones más acertadas que, en la historia reciente de nuestra música, se han hecho de “Los sabores del porro”, ese himno sabanero de Pablo Flórez. Se trata de Mandrágora, proyecto del guitarrista Camilo Giraldo Ángel donde se destacó la voz de Victoria Sur, cantante manizalita que hoy por hoy posee uno de los registros vocales más apetecidos por el público.
De vuelta al Pacífico nos topamos con Tumbacatre, quizás una de las agrupaciones más relevantes de las nuevas generaciones pues su ecléctica propuesta (que va desde el punk y los sonidos balcánicos hasta el funk) nos advierte que no existen límites entre las músicas. Extrañamente, siendo una banda bien polifacética, “No frito ni asao” es un perfecto ejemplo de cómo unos bogotanos son capaces de tocar un currulao a la tradicional con todos los elementos puestos en su sitio. Caso contrario sucede con Alé Kumá. Aquí son las voces legendarias las que se enfrentan a un formato ajeno (contrabajo y piano). Sin embargo el resultado es memorable. En la desgarrada voz de Etelvina Maldonado podemos escuchar “Negro mirar”, un bullerengue escrito por Leonardo Gómez, cerebro de este singular proyecto.
Llegando a la mitad de la audición aparece Bahía, la orquesta dirigida por Hugo Candelario Gonzáles que a mediados de los noventa le dio un nuevo color a los ritmos de la costa Pacífica. Procedente de Guapi y heredero directo del mágico toque de marimba del maestro “Gualajo” Torres, Candelario modernizó y popularizó estas músicas que aún después del auge que tuvo Peregoyo en los sesenta y los setenta, permanecían bien mimetizadas y celosamente cuidadas por los puristas radicales.
Desde Nueva York, el pianista Pablo Mayor ha encontrado un camino en el que se han encontrado varios músicos colombianos que en el exilio han reconocido su música. Es el caso de Folklor Urbano, su proyecto de gran banda y La Cumbiamba Eneye, dos grupos que de manera juiciosa han llevado el sabor colombiano a una dimensión menos exótica en una ciudad que todavía los mira como extraños a pesar de que muchos de ellos viven allí hace más de una década. Los dos temas incluidos en “Neotrpical” son, por un lado “Cumbia sobre el mar”, donde Mayor demuestra que a pesar de la distancia no deforma la emoción y “Chicharrón peludo”, un porro popularizado por Lucho Bermúdez que aquí, a pesar de la distancia, suena como su fuera interpretado en una calle de San Pelayo.
De vuelta a Colombia, el encuentro es con Totó La Momposina y Járanatambó, dos generaciones unidas por una visión abierta de las tradiciones. De corte roquero resulta la versión que Járanatambó realiza de “Dos de febrero”. Enraizada en las marañas de voces olvidadas Totó se despacha una nostálgica versión de “Manita Uribe”. Sin lugar a dudas, la inclusión de Totó La Momposina en la compilación es una suerte de homenaje a quien fuera una de las pioneras en la investigación y recolección de un material que durante mucho tiempo permaneció en los anaqueles.
Cerrando con broche de oro, la selección propuesta por Camilo de Mendoza se interna definitivamente en la ciudad. Allí están Héctor Buitrago, Mojarra Eléctrica y Choc Quib Town. El primero, un baluarte del rock nacional que en la cúspide de su carrera se sacó de la manga “ConEctor”, una impecable placa donde incluyó “Damaquiel”, bello corte en el que confluye el bullerengue, las voces de Ever Suárez y un invitado de lujo: Noel Petro en el requinto.
Por otro lado, Mojarra Eléctrica y Choc Quib Town confirman porque son los abanderados de una generación que no come entero el cuento de que la música colombiana es Juanes y Shakira emitiendo desde Miami con amor. Reaccionan. Musicalmente proponen alternativas que giran entre el jazz y el hip hop hasta frecuencias electrónicas que llevan el legado tradicional hasta las calles de las capitales colombianas. Es el caso del remix de “El hueco” (tema incluido en “Raza”, segunda grabación de Mojarra Eléctrica) y la enardecida versión que Choc Quib Town hace de “San Antonio”.
Aunque en una compilación mucha gente se queda por fuera (quizás ese es el mejor síntoma de que la escena crece cada día más) “Neotropical” es un nítido crisol donde se pone de manifiesto una nueva forma de pensar nuestra música. De adentro hacia fuera y viceversa. Con un pie atrás y con el otro vislumbrando el futuro.

Publicado originalmente en Revista Número, Edición 55, Diciembre de 2007- Enero- Febrero de 2008

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