Jorge Sepúlveda Sexteto/Caída Libre




Jorge Sepúlveda Sexteto
Caída Libre

La Distritofónica/013
2008
Aunque sigue pareciendo poco habitual que sea un baterista quien dirija un ensamble, ya la historia del jazz nos dice que solemos estar equivocados. Desde los difuntos Gene Kruppa, Max Roach y Elvin Jones hasta Ben Perowsky pasando por Bobby Previte, Billy Martin, Andrew Drury y Paul Motian, los bateristas han dejado el mal llamado papel del acompañante para sentarse en el lugar del compositor, el conductor y el arreglista. En el caso colombiano el asunto no va más allá de un par de nombres. Contando las dos grabaciones de Víctor Bastidas , la más reciente de Juan Camilo Anzola, algunos registros perdidos del legendario Plinio Córdoba y otras grabaciones sin publicar de Germán Sandoval, Jorge Sepúlveda es uno de los pocos bateristas en la escena del jazz nacional que se atreve a echarse al hombro un combo, en este caso un tremendo sextet integrado por Adriana Vázquez (voz), Boris Ríos (saxo tenor), Marco Fajardo (saxo alto, clarinete), José David Giraldo (guitarra) y Juan Manuel Toro (contrabajo). Activo en el circuito local desde hace más de diez años, Sepúlveda a cultivado un estilo que se aleja del swing clásico para adentrarse en los terrenos de la libre improvisación, el free, el rock y los lenguajes de las músicas tradicionales provenientes de la dos costas colombianas, sonidos que el baterista logra hacer dialogar con tendencias de avanzada gestando un estilo abierto que deliberadamente reacciona ante los convencionalismos. Resultado de un largo trasegar al lado de agrupaciones notables como Asdrúbal, Primero Mi Tía, Curupira, el trío de Manuel Borda y los cuartetos de Ricardo Gallo y Antonio Arnedo, Jorge Sepúlveda lanza “Caída Libre” su ópera prima en la que se deja ver como un compositor sutil que no se complica la vida. Al contrario, se expresa a través de una serie de inocentes “canciones” en las que hay campo para delirantes riffs roqueros, agresivos ataques de los vientos y líricas oníricas interpretadas cándidamente por Vázquez y Sol Okarina Suárez, una de las muchas personalidades invitadas a la grabación al lado de Juan David Castaño, Germán Sandoval, Carlos Tabares, Pedro Ojeda, Antonio Arnedo, Pacho Dávila y Ricardo Gallo. Los trece temas que componen este debut son una colcha bien tejida por un baterista que hace de su estilo un atractivo juego de niños, condición suficiente para que la música fluya sin demasiadas pretensiones académicas ni estéticas. Como yo la ha hecho al lado de sus otros grupos, Sepúlveda es temerario y se lanza en caída libre, con todo lo que esto significa, en una escena tímida que apenas comienza a reconocer sus artistas.

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