The Tiptons Sax Quartet/ Laws in motion


The Tiptons Sax Quartet
Laws of Motion

Zipa! /Spoot Music

2008

Luego de que el mundo se enteró de la fascinante historia de Billy Tipton (un pianista célebre no solo por su música sino porque después de muerto se supo que era una mujer), en 1989 Amy Denio y Jessica Lurie quisieron homenajear al excéntrico(a) personaje y conformaron el Billy Tipton Memorial Quartet, grupo que sería el origen de The Tiptons, un ensamble de cuatro mujeres y un baterista hombre. Entre Seattle y Nueva York, estas cuatro mujeres nos venden un tiquete de vuelo que se remonta a los Balcanes, hace escala en Cuba y nos deja, finalmente, en Nueva Orleáns. Editado por una fusión de dos sellos creados entre Denio y Lurie, Laws of Motion es el tercer registro de TTSQ desde Tsunami (2004), álbum donde comenzaron a llamarse como hoy se les conoce en la escena. Acompañadas por Chris Stromquist en la batería, estas cuatro chicas tienen la energía de una fanfarria callejera y pueden enfrentarse fácilmente a un repertorio que va desde canciones tradicionales gitanas ("Yugo A Go Go"); bellos arreglos vocales del folclor taiwanés ("Mi Yo Mei") hasta descargas de alto contenido funkero como "Fallout" y chispazos bien rockeros como "Anthem" y la composición que le da nombre al disco. Afortunadamente las Tiptons no han tenido que vestirse de caballeros para encontrar su sonido: ni mucho menos para ser bien aceptadas: son chichas tocando, así de sencillo. Aquí no hay lugar para estúpidas sentencias machistas del tipo "toca tan bien como un hombre".

Publicado originalmente en Rolling Stone #54, Agosto de 2008

Varios Artistas/ Nigeria Rock Special: Psychodelic Afro-Rock & Fuzz Funk in 1970´s Nigeria


Varios Artistas
Nigeria Rock Special: Psychodelic Afro-Rock & Fuzz Funk in 1970´s

Soundway Records

2008


El cuartel general de este sello queda en Brighton, Inglaterra. Con más curiosidad que espíritu comercial, Soundway Records ha editado un catálogo de doce piezas de lujo que harían palidecer al más furibundo de los coleccionistas. Desde el sonido caribeño de Discos Fuentes, pasando por el funk panameño hasta llegar al misterioso Mulatu Astake, el sello ha ido lanzando también una serie de discos dedicados al sonido proveniente de Nigeria, tratando de obviar el lugar común, es decir, Fela Kuti. Y es que debajo de la figura del recordado creador del afrobeat se esconde una cantidad inimaginable de bandas que durante los setenta no fueron ajenas al rock y al funk. Aunque ya pequeños grupos se habían formado a principios de los sesenta no sería sino hasta que Ginger Baker (junto a Airforce) llegara a Lagos para que se consolidara un fuerte movimiento liderado por BLO, Mono Mono, Ofo The Black Company, The Funkes, The Wings, The Hygrades, The Action 13 y The Elcado. Todos ellos (más la inclusión de verdaderas rarezas como Tabukah “X”, Question Mark y Tunji Oyelana) se encuentran en este compilado que saca a la luz, luego de más de treinta años, un material absolutamente inédito para occidente. El sonido que acá nos topamos es oscuro, algunas veces muy rumbero y otras elevado; nunca antes la sicodelia se vio tan bien asimilada fuera de sus límites.
Además de la música, el libro contiene un librillo interior con información detallada de discos, historias y grupos de esa historia nebulosa que hasta estos días empieza a ser contada. Ideal para saber a qué sonó la sicodelia del Tercer Mundo.

Más información sobre Soundway:
www.soundwayrecords.com

Publicado originalmente en Rolling Stone #54, Agosto de 2008

América Contemporánea/ Um Outro Centro


América Contemporánea
Um Outro Centro

Núcleo Contemporáneo

2006


Si a la fecha algún desprevenido nos viene con el viejo cuento de la integración latinoamericana, de seguro intentaremos desviar nuestro camino pues bien puede tratarse de un nostálgico que se quedó viviendo en los sesenta o tal vez de un pseudo-caudillo con delirios integracionistas cercanos al chovinismo. Ahora bien, si es el brasileño Benjamín Taubkin el personaje que nos propone el diálogo, el asunto es a otro nivel, a uno más sensato donde la música está en la mitad diciéndonos que si es posible transgredir las fronteras sin necesidad de mostrarse los dientes ni mucho menos de amenazar con ejércitos ni cañones. Desde hace más de veinte años este pianista ha logrado consolidar una búsqueda estética donde Latinoamérica, más allá de ser un continente exótico, es un cúmulo de músicas que se cruzan entre si a través de finos vasos comunicantes que aún hoy, están por descubrirse. Con más de 150 producciones en su trayectoria (muchas de ellas editadas por Núcleo Contemporáneo, su sello), Taubkin cumple ahora un viejo sueño: integrar en un colectivo sonidos y músicos provenientes de diferentes latitudes latinoamericanas. Es así como en Um outro centro coinciden la cantante Lucía Pulido (Colombia), el saxofonista y flautista Álvaro Montenegro (Bolivia), el violinista Aquiles Báez (Venezuela), el percusionista Luis Solar Narciso (Perú), el contrabajista Christian Gálvez (Chile), el multiinstrumentista Carlos Aguirre (Argentina) y los brasileños Siba (rabeca), Ari Colares (percusión) y José Miguel Wisnik (piano). En un ejercicio donde el jazz es el pegamento estilístico ideal aquí se dan cita bullerengues, joropos, chacareras, cantos de vaquería, sayas, cirandas y landós. Cuando medio planeta todavía sigue pensando que el Nuevo Mundo se destapó musicalmente por culpa de Juanes y Shakira, aquí está un documento que, sin tanta algarabía mediática, nos deja ver en perspectiva un nuevo centro.

Publicado originalmente en Rolling Stone #51, Mayo de 2008

Sebastián Cruz and The Cheap Landscape Trio/ Sebastián Cruz and the Cheap Landscape Trio


Sebastián Cruz & the Cheap Landscape Trio

Sebastián Cruz & the Cheap Landscape Trio

Independiente

2008


En los recuerdos de algunos románticos bogotanos todavía están presentes El Zut y Los del Centro, dos agrupaciones capitalinas que en la primera mitad de los noventa lograron cierta resonancia pues, paralelo al trabajo de Bloque de Búsqueda, Distrito, La Provincia y Lucía Pulido, ellos también lograron amalgamar mucho rock ´n´ roll, funk, cumbias, currulaos y porros en un solo sonido que casi 15 años después ha tomado vuelo. Después de participar junto a El Zut y Los Del Centro en las tres primeras versiones de Rock al Parque, Sebastián Cruz, su guitarrista y cerebro creador viajó a Nueva York donde se quedó viviendo. Allí se acercó al sonido acústico del jazz y la música andina colombiana dando como resultado proyectos como Coba y colaboraciones al lado de Lucía Pulido, Tibaguí y Samurindó. Rememorando viejas épocas en las que el sonido sucio y esquizofrénico del rock se colaba por sus oídos, Cruz ha decidido dejar a un lado la calma para pronunciar su furia. Junto al trío Cheap Landscape (integrado por Rubén Samama en el bajo y Joe Taylor en la batería) el guitarrista ha editado una placa enérgica en la que se dejan ver influencias que llegan desde Bill Frisell, Peregoyo y Noel Petro "El Burro Mocho" hasta una increíble asimilación (desde las sonoridades colombianas, por supuesto) del particular sonido de Marc Ribot. En Sebastián Cruz & the Cheap Landscape Trio todo suena espontáneo tal vez porque la grabación se llevó a cabo en vivo en una sesión de cuatro horas donde se puede pasar del sosiego abrumador de "Preludio empañado" y "Cometa de plumas" hasta descargas incontenibles como "Caranga" y "Paradis quarter", corte inspirado en el extravagante sonido de Konono No 1. Aunque este disco destila venenoso rock ´n´roll, Cruz alcanza el equilibrio perfecto con "El birimbí", tema tradicional del Pacífico colombiano que en manos del guitarrista renueva ese sonido punzante de los setenta que Fruko logró con Afrosound.

Publicado originalmente en Rolling Stone #56, Octubre de 2008

Orquesta Filarmónica de Bogotá/ Mestizajes


Orquesta Filarmónica de Bogotá
Mestizajes

Alcaldía Mayor de Bogotá D.C. / FM Discos

2009


Han sido más de cuarenta años en los cuales la Orquesta Filarmónica de Bogotá (OFB) ha desacralizado la imagen elevada de la música erudita y, ya sea en el León de Greiff, en el Fabio Lozano, en parques o calles bogotanas, se ha preocupado por entregar a un público masivo interpretaciones que van desde los clásicos colombianos (Pedro Morales Pino, Francisco Cristancho y Lucho Bermúdez, entre otros) hasta depuradas puestas en escena de las sinfonías de Mahler.
Aunque el repertorio colombiano (popular y culto) ha estado siempre dentro de los intereses de la Orquesta, no fue sino hasta julio de 2009, en el León de Greiff, donde se fraguó quizás el proyecto más avezado de la Orquesta en toda su historia.
Dejando a un lado las polarizaciones (ese mal que sufrimos los colombianos cuando hablamos de fútbol, política y música), María Claudia Parias, directora general de la Orquesta, Ricardo Jaramillo, director artístico e Iván Benavídes, productor general, decidieron hacer un disco donde voces disímiles del amplio espectro que componen nuestro panorama musical actual se dieran cita para demostrar de una vez por todas que lo clásico y lo popular pueden convivir sin ningún tipo de infundada tensión.
Hasta aquí la cosa pinta muy bien, y la expectativa crece cuando nos enteramos de que en este registro podremos escuchar a la OFB interpretando arreglos de estilos muy diversos que van desde el pop (Cabas, Andrés Cepeda, Mónica Giraldo, Shakira), el hip hop, (ChocQuibTown), el currulao (Bahía Trío), el rock (Aterciopelados), la salsa (Joe Arroyo), cumbias y gaitas (Toto la Momposina, Gaiteros de San Jacinto), bambucos (Seresta), golpes llaneros (“Cholo” Valderrama) y guascas sicodélicas (Puerto Candelaria).
La curaduría y los repertorios vienen bien en la medida que existe aquí el reto de situar a la OFB en un punto medio entre los “eruditos” y los “profanos”. Hoy en día, cuando a estas alturas del partido en Rock al Parque los metaleros, los emos, los punks, los raperos y los electrónicos no han aprendido a convivir sin mostrarse los dientes, el gesto de Mestizajes es necesario y trascendental en un país que todavía no ha sabido entender su diversidad.
Ahora bien, y entrando al punto neurálgico de este asunto, parece ser que a ejercicios de este tipo no les ha ido muy bien teniendo en cuenta que la música orquestal (por alguna extraña razón) le resta toda la espontaneidad a la música de corte popular. Desde el aburridísimo disco de Cerati, la frialdad de Us and them con música de Pink Floyd, la pifia de Jorge Celedón y el S & M de Metallica, por citar algunos, el resultado ha sido, debemos decirlo, algo estilizado y carente de emoción.
En Mestizajes (disco impecable en sonido y presentación, esto último todo un acierto pues durante años los discos de la OFB no se caracterizaron precisamente por un diseño que fuera más allá de la simple impresión del escudo de Bogotá) todo parece estar en su sitio, en el lugar correcto.
Y ese es el problema. Más allá del riesgo inicial, los arreglos, juiciosos todos, suenan, en su mayoría forzados por la sencilla razón de que todavía, por ejemplo, las percusiones de corte afro-caribeño se sienten como un ornamento y, en esa medida, no dialogan ni se mimetizan.
Aunque a toda costa los arreglistas quisieron que la Orquesta evadiera el convencional papel de acompañante, en temas como “Rebelión”, “Llanero soy”, “Somos pacífico”, “Vuelta canela”, El pescador”, Maligno”, “A paso lento” y “Hay amores”, las voces permanecen en una suerte de burbuja aséptica que las aleja, desafortunadamente, de la fuerza y naturalidad originales.
Salvado el caso de la versión que Seresta ofrece de “Bambuquísimo” y el aventurado arreglo que Juan Sebastián Monsalve escribe de “Zafra llorona” (una pieza de los Gaiteros de San Jacinto que acá suena renovada y muy contemporánea), Mestizajes es un disco que no logra despegar con la potencia que uno esperaría de una Orquesta pues a esa red, a esos mestizajes, todavía se le notan las costuras.
Pero bueno, al fin y al cabo lo anterior no es tan grave pues suponemos que este es tan sólo el inicio de una gran aventura creativa para la OFB. Desde ya esperamos que en un próximo volumen de estos Mestizajes algo se desarticule y se vaya por el camino menos obvio.

Publicado originalmente en Arcadia #53, Febrero de 2008